miércoles, 16 de febrero de 2011

Vente a Alemania Pepe.


Hace aproximadamente 5 meses que llegué a La India, mi futuro es incierto, ya que disfruto de una beca con duración limitada. Mi beca IC3X es de un año, un año que a priori pensaba disfrutar sin muchas preocupaciones. Por primera vez desde Septiembre de 2009, no estoy buscando trabajo, y por primera vez desde Octubre de 2008 no estoy temiendo perder mi trabajo por reajustes de plantilla. Parece mentira que esa haya sido mi vida laboral tras terminar la carrera, pero corren tiempos difíciles como todos sabemos.

Mis planes pasaban por disfrutar esta cierta estabilidad profesional hasta que el fin de la beca estuviera próximo, para entonces empezar a plantearme mi siguiente movimiento. Me gusta sopesar las cosas, diría que soy una de esas personas a las que no les gusta dejar su futuro de mano de la casualidad. “Es mejor tener un mal plan a no tener plan”. Desde que un amigo pronunciase esta frase tras machacarme por centésima vez al ajedrez, se ha convertido en una de mis máximas. Hace tiempo que tengo mi plan, pero un reciente acontecimiento me ha hecho replanteármelo.
No mucho tiempo atrás me encontré con la la siguiente frase en un email de un familiar:

“... hoy sale tanto en El País como en ABC (que no son sospechosos de pertenecer al mismo ámbito ideológico precisamente) artículos llamados "vente para Alemania Pepe", emulando la famosa frase de los años 60 y 70 cuando los españoles teníamos que irnos a buscarnos la vida fuera.”

Como si de una casualidad se tratase mi padre me envió al día siguiente un email con la noticia del País. La noticia habla del proyecto de Ángela Merkel de “importar” ingenieros del sur de Europa a Alemania. Ahora que los germanos están saliendo de la crisis necesitan cerebros para desarrollar el país, y es que no hay nadie como ellos para resurgir de las cenizas una y otra vez. Es admirable, y deberíamos de seguir el ejemplo de esta nación en políticas a largo plazo, y de eficiencia en cada simple detalle de su sociedad.
No puede sentirme más identificado con las historias en el artículo relatadas, que hablaban de españoles que en busca de una oportunidad, mejor formación o inglés, han emigrado. Lo cierto es que no es una historia nueva ni original. Como yo, muchos otros se fueron a Irlanda cuando empezó el boom de la tecnología. Desde que me fui, siempre tuve claro mi regreso. Soy canario, nací en Canarias y quiero morir en Canarias; es más, quiero que mis hijos crezcan y se críen en la tierra donde yo crecí y me crié... Pero por primera vez empiezo a dudar de ello.

Fuera he tenido trabajos tanto limpiando platos como en una oficina. Muchas veces me he sentido como un inmigrante más que como un ser humano, y testigo de ello es este blog dónde más de una vez he descargado mis amarguras y frustraciones. Pero con cada paso fuera me sentía más lejos de volver, muy contrariamente a lo que en principio pudiese pensar. Si bien echo de menos mi casa, a mi familia y a mis amigos de toda la vida en lo personal; debo reconocer que profesionalmente España deja mucho que desear, y especialmente Canarias.
En los años que estuve en la facultad vi a auténticos cerebros, a los que sigo admirando, salir por la puerta con un título a luchar en la jungla del mercado laboral, sin una mísera bolsa de trabajo. Muchos cayeron en las garras de empresas como General de Softaware de Canarias, trabajando por dos duros, con la esperanza de algún día conseguir un contrato de mil euros la mes, y mientras, en Irlanda, pagaban €25.000 por un graduate, o lo que es lo mismo, un recién graduado.

Otros de mis excompañeros y amigos se fueron a buscar fortuna a Madrid, algunos conocieron a esa gran empresa de telecomunicaciones que nos ha hartado a todos más de una vez, Telefónica. El gigante de las telecomunicaciones tiene en plantilla a un sinfín de becarios, los tiene trabajando un tiempo y luego trae nuevos. De esta forma paga sueldos bajísimos y obtiene beneficios fiscales. Por ahí también esta IECISA, que prácticamente consigue proyectos para subcontratarlos, no hay nada como estar en la familia de amigos del Opus para triunfar en los negocios. Otro gigante de la tecnología en España es Indra, una de las mejores y más reputadas compañías de ingeniería españolas en el extranjero. De los amigos que tengo que han trabajado en ella, poco bueno tengo que decir. Lo que no se comen los gigantes son las migajas que le tocan al resto, pero el panorama laboral no mejora demasiado. Una simple visual a la oferta de trabajo en España rebelará que se buscan ingenieros con unos 3 años de experiencia y una lengua extranjera. Pero que se paga casi la mitad que en el resto de Europa.
No creo que sea enteramente causa de la crisis, dado que esta mentalidad ya estaba aquí antes de que todo esto empezara. No es la falta de dinero, España tiene empresas muy fuertes que
generan mucho, el problema puede que sea como se reparte ese dinero. Creo que es un problema cultural, en España somos cortoplacistas, y me parece increíble que no se vea la importancia de mantener a nuestros buenos trabajadores en plantilla ¿Cómo vamos a competir con la ingeniería alemana si dejamos que nuestros mejores cerebros se fuguen? En España desde que vemos un poco dinero nos compramos un cayenne y lo aparcamos en la puerta del mejor restaurante, para que todos sepan que hemos triunfado. Pero no se nos pasa por la cabeza
mejorar o ampliar el negocio, subir el sueldo de un empleado que lo está
haciendo bien, y ni hablemos arriesgar un poco en innovar.

Un ejemplo muy bueno de esto último es la figura del becario. Las becas existen para facilitar a las empresas la contratación de personal, es un buen método ya que la formación es cara y poco productiva. Si el estado me ayuda a pagar el tiempo de formación de mis empleados me ayuda a tener, tras algún tiempo, empleados cualificados y con cierta experiencia en mi plantilla. Pero la visión del empresario español es otra, es la visión del español en general. Explotemos la vaca hasta dónde podamos trayendo nuevas vacas una vez éstas no den más de sí. Muchas empresas tienen un número de becarios en plantilla que van renovando cada año, de manera sistemática. ¿Nadie se pregunta dónde terminarán esos profesionales con un par de años de experiencia hartos al cabo de un tiempo?

Y esta situación continuará hasta que todos los cerebros se fuguen de España, a países donde se respeta su trabajo con unas condiciones laborales mucho mejores. Cuando ya no queden informáticos que acepten trabajar por unos mil euros al mes, haciendo horas extra no remuneradas como una constante. Aunque es posible que esto último no suceda nunca; al fin y al cabo somos nosotros los que nos hemos marcado nuestro listón.

Por el momento miro con pena hacia España, y me planteo continuar aquí fuera hasta que se me presente una oportunidad de volver con un trabajo digno y remunerado como es merecido. Seguiré fuera con ganas de volver. Y si un día salimos de esta crisis me pregunto si nuestros políticos, ciudadanos, empresarios,… es decir el pueblo español, habrá aprendido algo de todo esto.